En este video aprenderemos cuáles son los elementos de la retórica que puede definirse como el arte de la persuasión, es decir, el poder de de influir sobre otros por medio de palabras. Aprender a manejar los elementos que componen el arte de la retórica, nos permitirá expresarnos nuestras ideas oralmente con mayor eficacia logrando, de esta manera, persuadir, de deleitar o conmover.

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#Retórica #Comunicación

La retórica es una disciplina que proporciona herramientas y técnicas necesarias para expresarnos de manera eficaz y eficiente, de modo que tanto el lenguaje como el discurso puedan deleitar, persuadir o conmover.

Esta nace en la antigua Grecia y es el filósofo Aristóteles el padre de la retórica.

Justamente en su obra retórica, Aristóteles fija las bases de cómo elaborar y comunicar correctamente un discurso.

El arte de la retórica posee una serie de elementos que debemos tener en cuenta para construir un discurso oral o escrito de manera elocuente, bella y sobre todo con carácter persuasivo.

La invención, que consiste en saber qué decir.

Para ello es importante aprender a construir argumentos fuertes y contundentes que sean adecuados a nuestra intención comunicativa.

Para ello se recomienda buscar ideas y emociones acordes al discurso que vamos a crear.

Por ejemplo, si nuestro discurso se va a centrar en hablar de la perseverancia frente al contexto trágico que vivimos por la pandemia global, podemos tomar como referencia el esfuerzo de los médicos y enfermeras que arriesgan diariamente su vida para salvar a otras, o también podemos construir argumentos centrados en que la vida es una lucha constante contra la muerte, y que su valor se encuentra en la perseverancia.

Luego tenemos a la disposición, que consiste en el orden del discurso.

Aquí se deben desplegar estrategias textuales de organización, con el fin de dar mayor expresividad y fuerza a lo que vamos a decir.

Para ello, se puede partir de un ejemplo, anécdota o caso interesante que atraiga la atención del público.

Debemos relacionar el ejemplo, anécdota o caso con el tema de manera natural y exponer las razones o argumentos de nuestro punto de vista sobre dicho tema.

No solo debemos exponer argumentos, sino también explicarlos, ejemplificarlos y valorarlos.

De esta manera el público puede entender mejor el mensaje de nuestro discurso.

En esta parte es importante sintetizar todo lo expuesto poniendo énfasis en nuestra tesis e intención comunicativa.

Por ejemplo, si hemos hablado de la importancia del pensamiento crítico en la escuela, en la conclusión podemos resumir en unos cuantos puntos todo lo expuesto y terminar con una reflexión o frase célebre que conecte con dicho tema.

Por otra parte, tenemos también el estilo, que consiste en la forma en cómo estructuramos nuestro discurso tanto de forma, la estructura textual, como de fondo, la organización de las ideas.

Hay que tener en cuenta los siguientes parámetros la corrección gramatical, el nivel de comprensión de nuestro discurso y el empleo de figuras retóricas o ejemplificaciones.

El estilo le da originalidad al discurso y debe adecuarse al tipo de público al que va dirigido.

Además, contamos con la memoria, que consiste en establecer y recordar el orden de nuestro discurso.

Por ejemplo, si nuestro discurso es oral y contamos con un tiempo determinado para ejecutarlo, debemos organizarlo en la medida de dicho tiempo.

Para ello debemos utilizar nuestra memoria natural, pero también podemos usar diversos recursos mnemotécnicos y ayudas visuales como diapositivas, mapas, cuadros sin ópticos, etc.

Este elemento no debe confundirse con exponer de paporreta nuestro discurso, sino que debe servirnos para fijar conceptos clave que luego desarrollaremos desde nuestra propia capacidad expositiva.

Por último tenemos a la acción, que consiste en saber exponer las ideas de nuestro discurso.

Aquí entran en juego recursos como la entonación, las pausas, los gestos y la apariencia.

El discurso debe ser efectivo y para ello es necesario el manejo de recursos no verbales y modularlos dependiendo de la realidad y público al que nos dirigimos.

La idea es, recalcamos, deleitar, persuadir y conmover.

Eso es todo por hoy, espero que este video les haya sido de provecho y si es así no olvides regalarme un me gusta, compartirlo y suscribirte a mi canal para seguir compartiendo más contenido educativo.

Soy el docente Paolo astorga y espero verte en un próximo video.


Speaker 0: La retórica es una disciplina que proporciona herramientas y técnicas necesarias para expresarnos de manera eficaz y eficiente, de modo que tanto el lenguaje como el discurso puedan deleitar, persuadir o conmover. Esta nace en la antigua Grecia y es el filósofo Aristóteles el padre de la retórica. Justamente en su obra retórica, Aristóteles fija las bases de cómo elaborar y comunicar correctamente un discurso. El arte de la retórica posee una serie de elementos que debemos tener en cuenta para construir un discurso oral o escrito de manera elocuente, bella y sobre todo con carácter persuasivo. Estos elementos son los siguientes.

La invención, que consiste en saber qué decir. Para ello es importante aprender a construir argumentos fuertes y contundentes que sean adecuados a nuestra intención comunicativa. Para ello se recomienda buscar ideas y emociones acordes al discurso que vamos a crear. Por ejemplo, si nuestro discurso se va a centrar en hablar de la perseverancia frente al contexto trágico que vivimos por la pandemia global, podemos tomar como referencia el esfuerzo de los médicos y enfermeras que arriesgan diariamente su vida para salvar a otras, o también podemos construir argumentos centrados en que la vida es una lucha constante contra la muerte, y que su valor se encuentra en la perseverancia. Luego tenemos a la disposición, que consiste en el orden del discurso.

Aquí se deben desplegar estrategias textuales de organización, con el fin de dar mayor expresividad y fuerza a lo que vamos a decir. Se sugiere seguir este orden. A. Captación del interés. Para ello, se puede partir de un ejemplo, anécdota o caso interesante que atraiga la atención del público.

B. Exposición del tema. Debemos relacionar el ejemplo, anécdota o caso con el tema de manera natural y exponer las razones o argumentos de nuestro punto de vista sobre dicho tema. C. Valoración argumental.

No solo debemos exponer argumentos, sino también explicarlos, ejemplificarlos y valorarlos. De esta manera el público puede entender mejor el mensaje de nuestro discurso. Por último tenemos a la D, conclusión. En esta parte es importante sintetizar todo lo expuesto poniendo énfasis en nuestra tesis e intención comunicativa. Por ejemplo, si hemos hablado de la importancia del pensamiento crítico en la escuela, en la conclusión podemos resumir en unos cuantos puntos todo lo expuesto y terminar con una reflexión o frase célebre que conecte con dicho tema.

Por otra parte, tenemos también el estilo, que consiste en la forma en cómo estructuramos nuestro discurso tanto de forma, la estructura textual, como de fondo, la organización de las ideas. Hay que tener en cuenta los siguientes parámetros la corrección gramatical, el nivel de comprensión de nuestro discurso y el empleo de figuras retóricas o ejemplificaciones. El estilo le da originalidad al discurso y debe adecuarse al tipo de público al que va dirigido. Además, contamos con la memoria, que consiste en establecer y recordar el orden de nuestro discurso. Por ejemplo, si nuestro discurso es oral y contamos con un tiempo determinado para ejecutarlo, debemos organizarlo en la medida de dicho tiempo.

Para ello debemos utilizar nuestra memoria natural, pero también podemos usar diversos recursos mnemotécnicos y ayudas visuales como diapositivas, mapas, cuadros sin ópticos, etc. Este elemento no debe confundirse con exponer de paporreta nuestro discurso, sino que debe servirnos para fijar conceptos clave que luego desarrollaremos desde nuestra propia capacidad expositiva. Por último tenemos a la acción, que consiste en saber exponer las ideas de nuestro discurso. Aquí entran en juego recursos como la entonación, las pausas, los gestos y la apariencia. El discurso debe ser efectivo y para ello es necesario el manejo de recursos no verbales y modularlos dependiendo de la realidad y público al que nos dirigimos.

La idea es, recalcamos, deleitar, persuadir y conmover. Eso es todo por hoy, espero que este video les haya sido de provecho y si es así no olvides regalarme un me gusta, compartirlo y suscribirte a mi canal para seguir compartiendo más contenido educativo. Soy el docente Paolo astorga y espero verte en un próximo video. Nos vemos.

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