Sesión 1 del Curso de Retórica como Ciencia del Discurso

Delimitación del fenómeno de lo retórico.

¿De qué hablamos cuando hablamos de retórica?

El fenómeno de lo retórico se dice de muchas maneras y esta pluralidad de perspectivas ha generado problemas de comprensión.

La primera dificultad que infiere este fenómeno es que no ha existido ni existe ninguna definición que goce de un acuerdo generalizado o al menos no un acuerdo de limitación que perdure el tiempo.

Además, su popularidad ha sido intermitente posiblemente debido a los distintos contornos que se han ido trazando.

Otra dificultad relacionada con la anterior tiene que ver con las distintas relaciones que se han establecido entre lo retórico y lo filosófico, desde cierta conexión, desde cierta interrelación hasta una total separación.

También hay distintas conexiones que ha habido entre lo retórico y lo literario y entre lo retórico y lo político.

Tampoco podemos pasar por Arta que ha tenido y tiene una concepción peyorativa, por supuestamente su componente afectivo u ornamental o tergiversador o cualquier combinación de estos tres elementos.

Otra dificultad es de carácter histórico e incluso antropológico.

Del hecho de que emergiese, especialmente, pero no principalmente, como un fenómeno occidental, en el entorno griego, luego romano, latino en general, es decir, también en la Edad Media, en latín, y luego en el Renacimiento, pues también ha tenido periodos en coma el fenómeno retórico en el mundo occidental, pero que haya emergido principal, pero no únicamente en el entorno, en el contexto, en la cosmovisión occidental, no podemos deducir o sacar la conclusión de que es un fenómeno exclusivamente occidental, pues en la India y en China también ha habido movimientos retóricos, también ha habido competiciones de certámenes orales, también ha habido estudios de lógica y de teoría de argumentación, Es decir, ha habido escuelas de pensamiento lógico, de pensamiento equilíptico, para razonar bien y poder hablar bien en público, tanto en la India, como en China, como en Japón.

En la India incluso se realizaban competiciones dialécticas, y en Japón cabe destacar la escuela de Kioto.

Otro conflicto viene por el ovillo semántico que tiene que ver con las distintas relaciones con unos términos especiales, los términos retórica, dialéctica y oratoria.

Y no sólo por las distintas relaciones entre estos términos, sino las distintas soluciones de cómo debemos entenderlo, de cómo debemos relacionar dichos conceptos.

Es decir, las distintas maneras de desenredar este ovillo semántico.

Todo esto ha generado otro problema de comprensión.

Entre las clases retórica y teoría de argumentación, ¿qué relación hay?

¿La retórica es un conjunto dentro de la teoría de argumentación?

¿O no hay ninguna relación entre ellos?

Por muerte de la simplicidad, vamos a reducir toda la pluralidad de sentidos que ha tenido el vocablo retórica a tres, basándonos en el diccionario de filosofía de Zarretet Moll en su edición de 1991.

Pues técnica del eficaz fluir de las palabras de cara a nuestros intereses ante los demás.

No podemos olvidarnos de que el actual vocablo en lengua española, retórica, procede de un proceso de castellanización en el siglo XII del vocablo latino, retóricus, tomado a su vez del griego, retóricos, de la misma raíz que rema, palabra, discurso y retos, dicho, expresado.

Tal y como nos lo explica John Korominas, hemos utilizado la versión de su diccionario teomológico de 2011.

En última instancia, el componente léxico, origen de estos significados, posiblemente cabe encontrarlo en el verbo griego reyn, igual a fluir.

Así pues ha entendido la retórica como conjunto de reglas de elocuencia mecánicamente combinables y aplicables para que las palabras fluyan argumentativa y persuasivamente.

Esta excepción constituye un conjunto e intersección tanto con el conjunto de la filosofía como con el conjunto de la vida pública.

Quintiliano podría ser considerado un representante de este enfoque técnico, que sería el siguiente.

Retórica igual, arte de hablar, del bien decir.

Dos, connotación peyorativa, retórica como emoción o manipulación o adorno o cualquier combinación de estos elementos.

Cuando el fluido discursivo se aleja de la argumentación para centrarse en la persuasión hasta el punto de caer en la búsqueda sólo de conmover al auditorio en el sentido de mover con palabras su estado anímico, o de manipularlo con trucos lingüísticos, o de leitarlo con supuestas bellas expresiones en un marco meramente estético, en cualquiera de estas situaciones o combinación de ellas, estamos cayendo en un uso negativo del fenómeno de lo retórico, por producir discursos excesivamente emotivos u oscuros o inexactos o simples respecto al contenido, o pomposos respecto a la forma.

Esta acepción sería un conjunto distinto respecto a la filosofía, tendría intersección con el conjunto de lo literario, también con la mala praxis de la política.

El primer gran crítico de este empleo negativo del fluir de las palabras en cuanto mero virtuosismo verbal, pasional o inmoral o efectista, fue en plato.

Esta connotación pejorativa acaba entender por retórica artimañas para conmover, engañar o deleitar.

Sabiduría de que, al menos de suficientes contenidos de verdad, en artes, ciencias, filosofía, con los que poder o bien confirmar tesis propias o bien refutar tesis ajenas, operaciones que requieren estar al tanto de un cuerpo de detalles lingüísticos, argumentativos, persuasivos, falaces, no para acometerlos sino para detectarlos y denunciarlos.

Estilísticos, expresivos, lógicos, probabilísticos, susceptibles de sistematización, al punto de que la retórica ha podido ser concebida como ciencia conjetural.

Cabe señalar que los últimos desarrollos del estudio de los retóricos, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XX, le conceden el mismo rango epistemológico que al resto de ciencias sobre lo humano, de ahí que forme parte de los programas universitarios, bueno, de los buenos programas universitarios.

En este sentido, la retórica circularista, construida por un servidor, define retórica como área de conocimiento de las estrategias discursivas, argumentativas, persuasivas y comunicativas.

Esta acepción, positiva de retórica, sería un conjunto distinto respecto a lo literario, pero en confluencia con la teoría de literatura.

Debería estar en intersección con el ejercicio de la política, al menos de una política consciente de que gobernar requiere manejar información de calidad y saber transmitirla, y está en entrelazamiento con la filosofía.

Cicerón podría ser considerado representante de este enfoque filosófico, en el que retórica sería igual a sabiduría de pensar en público.

Una consecuencia ortográfica de cómo concebir retórica es que bajo una concepción técnica o instrumental sólo cabe escribir dicha palabra en minúscula, pero bajo una concepción cognoscitiva también podremos escribirla en mayúscula, si seguimos el criterio de que las disciplinas del saber pueden o incluso deben, en aquellos casos que pueda haber malentendidos, escribirse con la mayúscula expresiva.

No hace falta comprometerse completamente con la tercera fección de retórica para reconocer que, aunque pudiera emerger como técnica y aunque puede emplearse como medio para fines de dudosa ejemplaridad, históricamente ha ido generando un cuerpo de conocimientos.

Ser consciente de los matices semánticos entre el uso con minúscula o con mayúscula para referirnos a este fenómeno de lo retórico, nos proporcionará un criterio para diferenciar entre a.

El intento de un ser humano para influir al menos en otro mediante palabras y comunicación no verbal, retórica, con r minúscula, y b.

El conjunto de experiencias de cómo los seres humanos podemos intentar influir en los demás mediante palabras y comunicación no verbal, retórica con r mayúscula.

Sirva de ejemplo la siguiente proposición.

Gracias a la retórica con erre mayúscula, podemos hallar las claves de por qué Obama alcanzó la presidencia de Estados Unidos gracias a la brillante de su retórica con erre minúscula.

Lo que queda claro bajo cualquier acepción es que para ser un experto retor, ya sea como técnico de la oratoria o como difusor de contenidos a través de mecanismos postverdaderos o como pensador en público, requiere ser un experto de lenguaje, alguien que domine ciertos mecanismos lingüísticos.

Repetimos que para delimitar el fenómeno de lo retórico podemos contemplar varios sentidos de dicho fenómeno de lo retórico pero principalmente podemos reducirlos a tres connotaciones del término retórica.

Viene una connotación neutra, viene una connotación peyorativa o viene una connotación positiva.

La retórica en connotación neutra es la retórica como técnica.

La retórica en su connotación peyorativa es la retórica como artimañas.

Y la retórica en su connotación positiva en la retórica como saber.

De comunicar argumentaciones de forma persuasiva porque podemos delimitar conceptualmente la retórica como la ciencia de las estrategias discursivas o de forma más simple retórica igual a ciencia del discurso.

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Speaker 0: Delimitación del fenómeno de lo retórico. ¿De qué hablamos cuando hablamos de retórica? El fenómeno de lo retórico se dice de muchas maneras y esta pluralidad de perspectivas ha generado problemas de comprensión. La primera dificultad que infiere este fenómeno es que no ha existido ni existe ninguna definición que goce de un acuerdo generalizado o al menos no un acuerdo de limitación que perdure el tiempo. Además, su popularidad ha sido intermitente posiblemente debido a los distintos contornos que se han ido trazando.

Otra dificultad relacionada con la anterior tiene que ver con las distintas relaciones que se han establecido entre lo retórico y lo filosófico, desde cierta conexión, desde cierta interrelación hasta una total separación. También hay distintas conexiones que ha habido entre lo retórico y lo literario y entre lo retórico y lo político. Tampoco podemos pasar por Arta que ha tenido y tiene una concepción peyorativa, por supuestamente su componente afectivo u ornamental o tergiversador o cualquier combinación de estos tres elementos. Otra dificultad es de carácter histórico e incluso antropológico. Del hecho de que emergiese, especialmente, pero no principalmente, como un fenómeno occidental, en el entorno griego, luego romano, latino en general, es decir, también en la Edad Media, en latín, y luego en el Renacimiento, pues también ha tenido periodos en coma el fenómeno retórico en el mundo occidental, pero que haya emergido principal, pero no únicamente en el entorno, en el contexto, en la cosmovisión occidental, no podemos deducir o sacar la conclusión de que es un fenómeno exclusivamente occidental, pues en la India y en China también ha habido movimientos retóricos, también ha habido competiciones de certámenes orales, también ha habido estudios de lógica y de teoría de argumentación, Es decir, ha habido escuelas de pensamiento lógico, de pensamiento equilíptico, para razonar bien y poder hablar bien en público, tanto en la India, como en China, como en Japón.

En la India incluso se realizaban competiciones dialécticas, y en Japón cabe destacar la escuela de Kioto. Otro conflicto viene por el ovillo semántico que tiene que ver con las distintas relaciones con unos términos especiales, los términos retórica, dialéctica y oratoria. Y no sólo por las distintas relaciones entre estos términos, sino las distintas soluciones de cómo debemos entenderlo, de cómo debemos relacionar dichos conceptos. Es decir, las distintas maneras de desenredar este ovillo semántico. Todo esto ha generado otro problema de comprensión.

Y un último problema. Entre las clases retórica y teoría de argumentación, ¿qué relación hay? ¿La retórica es un conjunto dentro de la teoría de argumentación? ¿O al revés? ¿O no hay ninguna relación entre ellos?

¿Son conjuntos disjuntos? ¿O hay identidad? ¿O hay intersección? Por muerte de la simplicidad, vamos a reducir toda la pluralidad de sentidos que ha tenido el vocablo retórica a tres, basándonos en el diccionario de filosofía de Zarretet Moll en su edición de 1991. 1.

CONNOTACIÓN NEUTRAL. RETÓRICA igual TÉCNICA. ¿Pero técnica de qué? Pues técnica del eficaz fluir de las palabras de cara a nuestros intereses ante los demás. No podemos olvidarnos de que el actual vocablo en lengua española, retórica, procede de un proceso de castellanización en el siglo XII del vocablo latino, retóricus, tomado a su vez del griego, retóricos, de la misma raíz que rema, palabra, discurso y retos, dicho, expresado.

Tal y como nos lo explica John Korominas, hemos utilizado la versión de su diccionario teomológico de 2011. En última instancia, el componente léxico, origen de estos significados, posiblemente cabe encontrarlo en el verbo griego reyn, igual a fluir. Así pues ha entendido la retórica como conjunto de reglas de elocuencia mecánicamente combinables y aplicables para que las palabras fluyan argumentativa y persuasivamente. Esta excepción constituye un conjunto e intersección tanto con el conjunto de la filosofía como con el conjunto de la vida pública. Quintiliano podría ser considerado un representante de este enfoque técnico, que sería el siguiente.

Retórica igual, arte de hablar, del bien decir. Dos, connotación peyorativa, retórica como emoción o manipulación o adorno o cualquier combinación de estos elementos. Cuando el fluido discursivo se aleja de la argumentación para centrarse en la persuasión hasta el punto de caer en la búsqueda sólo de conmover al auditorio en el sentido de mover con palabras su estado anímico, o de manipularlo con trucos lingüísticos, o de leitarlo con supuestas bellas expresiones en un marco meramente estético, en cualquiera de estas situaciones o combinación de ellas, estamos cayendo en un uso negativo del fenómeno de lo retórico, por producir discursos excesivamente emotivos u oscuros o inexactos o simples respecto al contenido, o pomposos respecto a la forma. Esta acepción sería un conjunto distinto respecto a la filosofía, tendría intersección con el conjunto de lo literario, también con la mala praxis de la política. El primer gran crítico de este empleo negativo del fluir de las palabras en cuanto mero virtuosismo verbal, pasional o inmoral o efectista, fue en plato.

Esta connotación pejorativa acaba entender por retórica artimañas para conmover, engañar o deleitar. 3. Connotación positiva. Retórica como saber. Sabiduría de que, al menos de suficientes contenidos de verdad, en artes, ciencias, filosofía, con los que poder o bien confirmar tesis propias o bien refutar tesis ajenas, operaciones que requieren estar al tanto de un cuerpo de detalles lingüísticos, argumentativos, persuasivos, falaces, no para acometerlos sino para detectarlos y denunciarlos.

Estilísticos, expresivos, lógicos, probabilísticos, susceptibles de sistematización, al punto de que la retórica ha podido ser concebida como ciencia conjetural. Cabe señalar que los últimos desarrollos del estudio de los retóricos, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XX, le conceden el mismo rango epistemológico que al resto de ciencias sobre lo humano, de ahí que forme parte de los programas universitarios, bueno, de los buenos programas universitarios. En este sentido, la retórica circularista, construida por un servidor, define retórica como área de conocimiento de las estrategias discursivas, argumentativas, persuasivas y comunicativas. Esta acepción, positiva de retórica, sería un conjunto distinto respecto a lo literario, pero en confluencia con la teoría de literatura. Debería estar en intersección con el ejercicio de la política, al menos de una política consciente de que gobernar requiere manejar información de calidad y saber transmitirla, y está en entrelazamiento con la filosofía.

Cicerón podría ser considerado representante de este enfoque filosófico, en el que retórica sería igual a sabiduría de pensar en público. Una consecuencia ortográfica de cómo concebir retórica es que bajo una concepción técnica o instrumental sólo cabe escribir dicha palabra en minúscula, pero bajo una concepción cognoscitiva también podremos escribirla en mayúscula, si seguimos el criterio de que las disciplinas del saber pueden o incluso deben, en aquellos casos que pueda haber malentendidos, escribirse con la mayúscula expresiva. No hace falta comprometerse completamente con la tercera fección de retórica para reconocer que, aunque pudiera emerger como técnica y aunque puede emplearse como medio para fines de dudosa ejemplaridad, históricamente ha ido generando un cuerpo de conocimientos. Ser consciente de los matices semánticos entre el uso con minúscula o con mayúscula para referirnos a este fenómeno de lo retórico, nos proporcionará un criterio para diferenciar entre a. El intento de un ser humano para influir al menos en otro mediante palabras y comunicación no verbal, retórica, con r minúscula, y b.

El conjunto de experiencias de cómo los seres humanos podemos intentar influir en los demás mediante palabras y comunicación no verbal, retórica con r mayúscula. Sirva de ejemplo la siguiente proposición. Gracias a la retórica con erre mayúscula, podemos hallar las claves de por qué Obama alcanzó la presidencia de Estados Unidos gracias a la brillante de su retórica con erre minúscula. Lo que queda claro bajo cualquier acepción es que para ser un experto retor, ya sea como técnico de la oratoria o como difusor de contenidos a través de mecanismos postverdaderos o como pensador en público, requiere ser un experto de lenguaje, alguien que domine ciertos mecanismos lingüísticos. Repetimos que para delimitar el fenómeno de lo retórico podemos contemplar varios sentidos de dicho fenómeno de lo retórico pero principalmente podemos reducirlos a tres connotaciones del término retórica.

Viene una connotación neutra, viene una connotación peyorativa o viene una connotación positiva. La retórica en connotación neutra es la retórica como técnica. La retórica en su connotación peyorativa es la retórica como artimañas. Y la retórica en su connotación positiva en la retórica como saber. ¿Sabiduría de qué?

De comunicar argumentaciones de forma persuasiva porque podemos delimitar conceptualmente la retórica como la ciencia de las estrategias discursivas o de forma más simple retórica igual a ciencia del discurso. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org

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